Los rusos deben aprobar hoy una amplia reforma constitucional emprendida por el presidente Vladimir Putin, que según sus detractores quiere perpetuar su control sobre Rusia después de 20 años en el poder.
La votación estaba prevista en abril, pero se aplazó debido a la pandemia de coronavirus.
Para evitar un exceso de afluencia a los colegios electorales sin por ello afectar a la participación, la consulta se lleva a cabo del 25 de junio al 1 de julio.
El desenlace es más que previsible: las reformas fueron aprobadas por el poder legislativo al comienzo de este año, y el nuevo texto de la Constitución ya está en venta en las librerías.
El martes, Putin se dirigió a los 110 millones de votantes para pedirles que garanticen la «estabilidad, la seguridad y la prosperidad» de un país que presume de haberse reconstruido después del caos que siguió a la caída de la Unión Soviética. «La soberanía de Rusia depende de nuestro sentido de responsabilidad», agregó.
Putin no hizo referencia a la enmienda más significativa, la que le permite permanecer en el Kremlin hasta 2036, el año en que cumplirá 84 años. Según el derecho vigente, debería dejar la presidencia en 2024, al final del mandato actual.
En junio juzgó necesario este cambio para que el país no se pierda en «una búsqueda de posibles sucesores». Otras reformas introducen principios conservadores y patrióticos.
ÉXITO A MEDIDA
Los detractores del Kremlin, sobre todo su principal opositor Alexéi Navalni, no han hecho campaña debido al confinamiento y porque consideran que el referéndum es fraudulento y su único objetivo es garantizar a Putin «una presidencia de por vida».
Entre los electores consultados en Vladivostok, en el Extremo Oriente, el tema de los mandatos presidenciales divide.
Oleg Dubov, un ingeniero de 55 años, afirma que «tiene que haber un cambio, incluso si lo respeto y aprecio como presidente». En cuanto a las otras medidas, «casi todas podrían haber sido inscritas en la legislación sin modifica la Constitución», lamenta.
En cambio, Valentina Kungourseva, jubilada de 79 años, está feliz:
La votación tiene lugar en un momento en el que la popularidad del presidente ruso cae, luego de una criticada reforma de las pensiones y la crisis del coronavirus. De mayo de 2018 a junio de 2020, su tasa de aprobación medida por el instituto independiente Levada bajó de 79% a 60%.
Según las voces más críticas, las autoridades han usado artimañas para garantizar el éxito y una alta participación.
Lo más insólito fue la instalación de mesas de votación al aire libre, en patios, en campos deportivos o de ocio, sin respetar el secreto del voto ni la vigilancia adecuada de las urnas.
La finalidad, según la oposición, no es proteger al electorado del nuevo coronavirus, sino lograr un resultado a medida.
Golos, una oenegé especializada en la observación de las elecciones, denunció presiones a funcionarios y de las empresas a sus empleados para que vayan a votar. También documentó casos de electores que realizan múltiples votos.(I)
Fuente:www.excelsior.com.mx