En Ecuador se desperdician 939.00 toneladas de alimentos al año, aseguró este martes el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), con motivo del primer Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.
Ese dato, correspondiente a 2019 y proporcionado por la FAO, equivale a 334 millones de dólares anuales, y sitúa a Ecuador como uno de los países de América Latina donde más se desperdician alimentos.
Estos son desperdiciados a lo largo de su cadena, desde la producción hasta la fase de su consumo, advierte la ONG en un comunicado,
«El desperdicio de alimentos implica que estamos produciendo más de lo que alcanzamos a consumir y eso tiene un impacto directo en las tasas de deforestación», manifestó el director de WWF-Ecuador, Tarsicio Granizo.
El también exministro del Ambiente ecuatoriano resaltó la importancia de modificar los hábitos de consumo y no comprar más de lo que realmente se vaya a utilizar.
«La R de reducir, tiene que ser una estrategia que apliquemos en nuestras casas, especialmente en estos tiempos en los que la pobreza, por efecto de la pandemia, aumenta en el Ecuador», añadió.
En esta línea, WWF-Ecuador trabaja junto a la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), un grupo de empresas líderes y otras instituciones en el proyecto Ecuador Sin Residuos, con el objetivo de desarrollar estrategias para reducir el desperdicio de comida en empresas piloto.
La meta es lograr que cada vez las empresas tengan la capacidad de medir cuánto desperdician y tomen medidas para hacer más eficientes tanto la producción como la elaboración y consumo de alimentos.
«El potencial de la economía circular en el sector alimentario es enorme cuando los residuos orgánicos representan aún el 57 % de todos los residuos en el país», indicó el equipo de trabajo de la USFQ.
En el horizonte está el potencial de desarrollar una metodología de medición del desperdicio para varios tipos de empresas y negocios, «que perciban el beneficio interno y externo de evitar el desperdicio».
La oficial de Mercados y Bioeconomía de WWF-Ecuador, Victoria Mena, abogó por un cambio de mentalidad para que «se reconozca el verdadero valor de los alimentos».
«Una normalidad donde el desperdicio de alimentos resulte socialmente inaceptable y así acabemos con el hambre de una creciente población mundial y reduzcamos la presión sobre los recursos de nuestro planeta», añadió.
Por otra parte, alerta el WWF, la crisis económica generada por la COVID-19 amenaza con aumentar drásticamente los índices de pobreza a nivel nacional.
EL MUNDO DESECHA UN TERCIO DE LOS ALIMENTOS
El año pasado la Asamblea General de la ONU designó este día por la necesidad urgente de abordar las cantidades de alimentos desperdiciados en todo el mundo, haciendo hincapié en los riesgos que implican para el cambio climático, la deforestación, la sostenibilidad de la agricultura, los medios de subsistencia humanos y los suministros de alimentos.
En el mundo se desechan alrededor de un tercio de los alimentos producidos, hecho que al mismo tiempo genera el desperdicio de los recursos naturales como agua, energía y tierra, que se emplean para producirlos.
WWF recuerda que la obtención de alimentos le cuesta a la economía global 940.000 millones de dólares por año, alrededor del 69% del suministro de agua dulce a nivel mundial, utiliza el 30% de la energía y causa el 75 % de la deforestación, traduciéndose al mismo tiempo en una importante pérdida de biodiversidad.
Estas cifras son aún más alarmantes al compararlas con los altos índices de desnutrición y creciente pobreza a nivel mundial. Producimos alimentos más que suficientes para alimentar a todos en la Tierra, pero alrededor de un tercio de ellos nunca se comen. (I)
Fuente:www.eldiario,ec