El temporal invernal complica la situación de la pandemia de COVID 19 en Ecuador. En los últimos días Guayas, Esmeraldas, Manabí y Los Ríos han soportado lluvias intensas e inundaciones. Lo mismo, en la sierra Cotopaxi y Pichincha.
En la costa traerá una consecuencia grave, el aumento de casos de Dengue, que ya tiene un repunte. Según el último informe epidemiológico del Ministerio de Salud Pública, Ecuador registra 2.862 casos confirmados de varios tipos de esta enfermedad que es endémica en Ecuador. La mayoría de casos, 987 son en la provincia de Guayas
El dengue es una enfermedad que se transmite por una picadura del mosquito llamado Aedes Aegypti y se lo previene eliminando lugares donde se pueda estancar el agua (neumáticos, tanques, botellas). Las calles llenas de agua ya son ese foco de infección.
El Dengue por lo general se lo trata de forma ambulatoria y la recuperación es rápida, pero hay casos graves que necesitan hospitalización, cuidados intensivos e incluso varios pacientes mueren. La tasa mortalidad es del 0.04%. El problema ahora es que los síntomas de dengue y COVID 19 son parecidos y podría provocar que los hospitales se saturen aún más. Fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular.
Los hospitales de Ecuador y en especial de las ciudades grandes, están llenos por COVID 19, ante un despunte de casos de dengue se necesitará habilitar más camas y espacios. La manera más efectiva de diferenciar ambas enfermedades es a través de la detección, el coronavirus a través de una prueba PCR (hisopado) y el dengue a través de una prueba de antigenemia y serologías.
Para Marcelo Aguilar, médico epidemiólogo y experto en enfermedades tropicales, es urgente levantar una alerta porque los casos de COVID 19 y dengue se incrementan con la época invernal. El año pasado cuando se desató la crisis de la pandemia no se podía identificar si alguien moría por Coronavirus, Dengue, Paludismo, Zika, Fiebre Amarilla, Malaria, etc. Cientos de personas fallecieron con diagnóstico incorrecto o sin diagnóstico. En 2020 se registraron 16.570 casos, en 2019 fueron 8.416, es decir, el doble. Pero este dato pasó desapercibido porque la urgencia era enfrentar al coronavirus
Aguilar concluye que “en las zonas donde circulan estas enfermedades ya se vive una sindemia, dos epidemias que se juntan y afectan a una población, las consecuencias pueden ser graves, sobre todo en las zonas donde no tienen hospitales de alto nivel”.