En China parece que el régimen busca hacer todo lo posible para que los estudios sigan fuera del país.
Estados Unidos y otros países pidieron este martes a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que continúe la investigación sobre el origen del COVID-19, que aún no fue esclarecido aunque la hipótesis de transmisión por un animal sigue siendo privilegiada y luego de que la primera misión a China plantease más preguntas que respuestas.
La 74.ª Asamblea Mundial de la Salud, que comenzó el lunes, reúne a los 194 miembros de la OMS.
Jeremy Konyndyk, representante de Estados Unidos, destacó el martes la importancia de tener “una investigación sólida, completa y dirigida por expertos sobre los orígenes del virus.
“Es importante que preparemos la fase 2 del estudio de los orígenes para que tenga éxito”, dijo Konyndyk.
“El propósito de esta investigación no es asignar responsabilidades, sino confiar en la ciencia para encontrar el origen del virus y la epidemia para ayudarnos a todos a evitar que una catástrofe global de este tipo vuelva a ocurrir”, sostuvo Konyndyk.
Otros países, incluidos Australia, Japón y Portugal, expresaron posiciones similares.
La primera fase del estudio se realizó a principios de año en la región de Wuhan, en China, considerada la cuna de la pandemia, conjuntamente por expertos internacionales y científicos chinos, en un contexto de sospecha de falta de independencia con relación a Pekín.
El 29 de marzo, los expertos concluyeron que la transmisión a humanos de un animal intermedio es una hipótesis “muy probable” y afirmaron que un incidente de laboratorio, una tesis fuertemente defendida por el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, sigue siendo “extremadamente improbable”.
Un día después, el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que estaba dispuesto a enviar expertos para investigar la hipótesis de una filtración de un laboratorio chino.
China, que siempre ha negado esta posibilidad, fue acusada de haber obstaculizado la misión de investigación, en particular por haber demorados meses antes de aceptar la presencia de los científicos en su territorio.