Hasta el 30 de mayo habrá atención a libre demanda para las personas que ya recibieron la primera dosis de Pfizer o de Sinovac.
Filas, quejas y aglomeraciones se produjeron este jueves 27 de mayo en varios centros de vacunación en contra del coronavirus, por la aplicación de segundas dosis para las personas de la tercera edad, en Quito.
Fueron habilitados para quienes cumplieron 28 días tras la aplicación de la primera dosis de vacuna de Pfizer o de Sinovac.
El proceso tuvo una suspensión por el cambio de Gobierno.
Si bien en las primeras horas de atención hubo fluidez con el paso del tiempo el panorama cambió.
En el centro norte de la ciudad, en la Universidad Católica, por ejemplo, pasadas las 08:00, el escenario era de tranquilidad y había poca gente. Algunos afirmaron que la organización estaba bien.
En el lugar se habilitaron diez vacunatorios y se estimaba que se iba a inmunizar a unas 1.000 personas a libre demanda.
Pero hubo gente que llegó a las 10:00 y había ya una fila de personas a la espera de la segunda dosis.
Algunos optaron por ir al coliseo de la Universidad Central, donde había, aparentemente, menos personas.
En el Centro de Convenciones Bicentenario, en el norte de Quito, inicialmente hubo molestia en varias personas pues no había control. Mientras esperaban su turno comentaron que fueron a varios sitios, en días anteriores, porque tenían que recibir la inyección, el pasado lunes 24 de mayo.
En ese punto se formaron tres filas: la primera para personal de salud, para la vacuna de Sinovac y para Pfizer. Hubo gente que madrugó.
En el Bicentenario hubo críticas de quienes hicieron fila porque no recibieron una cita previa.
Para Santiago Altamirano, de 67 años, era un “desorden total”. En tono molesto estimaba que iba a esperar alrededor de cuatro horas. Había llegado a las 07:00.
Pedro Zumárraga dijo haber cumplido 29 días desde que recibió la primera dosis, en tanto que María Perugachi la recibió hace 30 días.
Rosa Fonseca, de 81 años, mencionó que hay gente que no colabora porque no respeta la fila.
En ese sitio se estimaba que diariamente se iba a inocular a unas 3.500 personas.