Zapatos intercambiados, coloridos uniformes y pañoletas “afro” han coloreado las indumentarias con las que la delegación ecuatoriana en Tokio reivindica sus orígenes y reclama una buena suerte que le ha dejado por el momento dos oros y una plata.
El primero en causar sensación fue el discóbolo Juan Caicedo en el estadio Olímpico de Tokio, y no precisamente por sus marcas, sino por la indumentaria colorista que exhibió en la jaula de lanzamientos el primer día del atletismo en los Juegos.
No menos coloridas acudieron a sus competiciones las primeras medallistas ecuatorianas Neisi Dajomes y Tamara Salazar, con pañoletas «afro» con la que reivindicaron el origen de esta minoría de Ecuador.
“Significa mucho porque identifica nuestra tradición afroecuatoriana y porque también se nos ve bien”, dijo Salazar a poco de alcanzar la medalla de plata, según declaraciones a medios de comunicación.
La razón de los zapatos de distinto modelo que usó Neisi Dajomes y causó tanta intriga, fue explicada por su hermana Angie Palacios.