El anuncio realizado el miércoles por las autoridades sanitarias federales de que a partir de septiembre se administrará una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 a las personas ya inmunizadas en Estados Unidos ha suscitado críticas por el temor de que los países más pobres sigan sin estar preparados para luchar contra la pandemia de coronavirus.
El plan del Gobierno de Joe Biden ha sido rechazado enérgicamente como «inmoral» y «desmedido» por funcionarios, científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos internacionales en salud pública.
«Estamos planeando repartir chalecos salvavidas adicionales a personas que ya tienen chalecos salvavidas, mientras dejamos que otras personas se ahoguen sin un solo chaleco salvavidas», lamentó Michael Ryan, jefe de emergencias de la OMS.
El director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, pidió la semana pasada una moratoria mundial de las vacunas de refuerzo contra el COVID-19 hasta, al menos, finales de septiembre, para poder reorientar los suministros de vacunas y inmunizar a al menos el 10% de la población de cada país.
Cerca de la mitad de la población estadounidense está totalmente vacunada, mientras que en el resto del mundo sólo el 24% de media están protegidos, y en los países más pobres únicamente un 1% ha recibido al menos una dosis.