El caso más reciente y notorio sobre esa práctica es, según algunos, lo que ocurrió en las últimas semanas en la frontera entre la Unión Europea y Bielorrusia, donde miles de migrantes quedaron varados.
Esas personas —en su mayoría procedentes de Medio Oriente, pero también de países más lejanos como Cuba— han padecido condiciones inhumanas en bosques cada vez más gélidos, y al menos 12 murieron intentando entrar a la UE.
Autoridades de Occidente creen que el gobierno bielorruso ha enviado los migrantes a la frontera en respuesta a sanciones internacionales que recibió por abusos a los derechos humanos.
«Condenamos con fuerza el uso por parte del régimen de (Alexander) Lukashenko de migrantes inocentes como arma política, como un esfuerzo de desestabilización», dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.