Mara Villacís es una estudiante originaria de Quito. A sus 21 años cursa la carrera de Arquitectura en Kiev, Ucrania.
Ella contó a EL COMERCIO este jueves 24 de febrero del 2022 cómo vive desde la capital ucraniana el conflicto bélico con Rusia.
“Todo estaba tranquilo y de un momento a otro todo fue un caos total. Pasar de toda la tranquilidad que se vivía a un momento de caos. A las 05:30 (hora ucraniana) empezó a sonar mi teléfono y las patrullas no dejaban de pasar afuera de mi casa. Lo cuento como vivencia, no con el fin de causar pánico ni de que se asusten.
Obviamente hubo mucha gente, como en la pandemia, que empezó a hacer compras sin sentido. En la calle sí se veía un poco de caos pero siempre hay que mantener la calma. Lo bueno fue que yo hace unos días hice compras, entonces me abastecí antes de este problema.
Hubo una transmisión por YouTube (el 15 de febrero) de la Cancillería; no se nos permitía mucho intervenir, solo por comentarios nada más. Como estudiantes lo que nos preguntábamos es qué plan de evacuación tienen para nosotros. Y lo que nos sabían decir es ‘tranquilos, estamos viendo protocolos’. Pero nunca tuvimos una respuesta concreta. Hubo una estudiante que le preguntó al Canciller si se estaba preparando vuelos humanitarios y dijo que no.
Aparte de eso empezaron a realizar censos para saber cuántos ecuatorianos hay en Ucrania. El problema fue que el link del censo lo compartían en grupos de WhatsAp que son limitados. Entonces no todos los ecuatorianos pudieron acceder a los grupos de WhatsApp y pedimos que se abra un grupo de Telegram pero nuestra voz no se escuchó.
Hoy en la mañana (jueves 24) hablamos con el Canciller por YouTube y comentó que Polonia, Eslovaquia y Hungría nos permitirán ingresar sin una visa Schengen por 15 días. El problema de esto es que estamos en ley marcial. No hay ningún acceso por vía aérea, el transporte es muy limitado. Después de los bombardeos tipo 08:00 – 09:00 todos salieron de Kiev y no hay carros, no hay taxis…
De Kiev a L’vic (ciudad fronteriza con Polonia) son ocho horas en carro y es un transporte con el que no contamos. Esa fue una queja que presentamos: de que nos sirve que abran las fronteras cuando no nos dan ninguna solución para transportarnos. Otro de las quejas es que hayan esperado que la situación sea haya empeorado tanto para recién reaccionar.
La Embajada de México por ejemplo el mismo 15 de febrero organizó a toda su comunidad para al siguiente día movilizarlos.
En la mañana, antes de la transmisión del Canciller, hubo una reunión por zoom con Diego Escobar Castro, viceministro de Movilidad Humana. Él nos comentaba que están evaluando la opción de brindarnos un transporte para L’vic pero que ese sería el único costo con el que nos van a ayudar. Pero no tendríamos donde hospedarnos. Solo nos decían que sigamos el protocolo pero nadie se molesta en decir cuál es el protocolo.
Esto de decirnos que no podían obligarnos a evacuar fue una forma a mi modo de ver de lavarse las manos. Fue como decir ‘el que quiere evacua y el que no, no’. Entonces como comunidad nos dejan desamparados. Sobre que debieron haber hecho… debieron pensarlo ya desde hace meses atrás.
Lo que comento no es para fomentar el pánico sino para presionar un poquito más a las autoridades y que vean que como estudiantes tenemos voz, que estamos aquí y que estamos preocupados. Yo no quiero alarmarme sin necesidad. Pero sí me gustaría tener un plan de contingencia. Sí me gustaría evacuar a L’vic pero el sistema de transporte está muy muy colapsado.
Quiero pedir de favor a las autoridades ecuatorianas que se pongan la mano en el corazón y que se imaginen cuál sería el escenario si sus hijos estuvieron acá. Sé que si fuera un familiar de ellos la situación y la realidad sería muy distinta. Pedirles que nos consideren más, no somos un grupo pequeño sino una comunidad muy extensa“.
