Cámaras de vigilancia de Guayaquil son destruidas por bandas narcocriminales que no quieren dejar rastros de sus delitos, señala la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG).
Esto ocurre, especialmente, en dos de los distritos más violentos de la ciudad: Nueva Prosperina, en el noroeste y el Distrito Sur, junto al Puerto Marítimo.
Andrés Sandoval, director ejecutivo de la CSCG, indica que están haciendo un levantamiento de información para tomar acciones alternativas, como poner las cámaras más altas o ubicarlas en lugares más estratégicos para evitar de nuevo su daño.
El Municipio de Guayaquil tiene un centro de monitoreo que revisa las imágenes de 24 000 cámaras instaladas en buses urbanos, taxis, expresos escolares, en las unidades y estaciones de la Metrovía, y en semáforos.
Otras 17 000 están colocadas en postes y distribuidas en todas las zonas de la urbe, así sumando en total 41 000 dispositivos de videovigilancia.
Pero el 10%, es decir, 4 100 no están operativas porque las bandas criminales, que se disputan el control de estas zonas, las destruyen, con golpes de palos y disparos. De esta forma evitan ser captados e identificados en delitos como la extorsión a negocios y la venta de droga al menudeo.
En ciertos barrios del sur, al no tener cámaras, mantienen fuera del radar las calles que usan para movilizarse y llegar al estero para transportar droga hacia el Puerto Marítimo, generando puntos ciegos.