El enemigo número uno del Kremlin, Alexéi Navalni, no verá la luz hasta 2050, puesto que la Justicia rusa condenó este viernes 4 de agosto al líder opositor de Vladímir Putin, a otros 19 años de cárcel sobre la condena de nueve años que ya cumplía bajo el cargo de extremismo. Navalni buscaba denunciar la corrupción en las más altas esferas del poder.
Al más puro estilo estalinista, el juez del Tribunal Urbano de Moscú apenas tardó unos minutos en dictar sentencia durante una vista celebrada dentro de la prisión en la que Navalni ya cumple nueve años por estafa.
Mientras, el presidente, Vladímir Putin, que ordenó su envenenamiento en 2020, según el opositor, celebraba una reunión del Consejo de Seguridad sobre la estabilidad interna, amenazada en tiempos de guerra por la supuesta quinta columna liderada por Navalni.
Cárcel con régimen especial en Rusia
Navalni, de 47 años, tendrá que servir la pena en una cárcel con régimen especial, donde se recluye a los presos reincidentes o aquellos que han recibido cadenas perpetuas.
La prensa local explicaba que será probablemente trasladado a una penitenciaría lejos de Moscú sin acceso a visitas ni derecho a correspondencia. Los servicios penitenciarios impidieron la entrada a los padres del condenado y a los periodistas, que tuvieron que seguir la audiencia por televisión desde otra habitación.
La corrupción del Kremlin
El opositor condenó desde la cárcel la «guerra criminal» emprendida en Ucrania por el jefe del Kremlin, al que acusó de enviar «al matadero» a cientos de miles de rusos.
Pero ese no es el motivo de su condena. Ni siquiera su capacidad de convocatoria, que le permitió sacar a la calle a más de 100 000 personas para protestar contra el fraude electoral en 2011, las mayores manifestaciones antigubernamentales desde la caída de la URSS.