Moisés Castro trabaja vendiendo frutas en un puesto de la Avenida Oriental de Medellín desde hace más de 30 años.
Aún recuerda cuando hace décadas el gobierno local derribó los árboles que bordeaban la calle como parte de un proyecto para mejorar el tráfico.
Hoy, la avenida sigue siendo una típica gran vía con mucho tráfico y comercio.
Pero gracias a la revocación de decisiones tomadas anteriormente en torno a su vegetación, en los alrededores de la arteria vial florecen grandes árboles frutales, arbustos y flores.
Y es que la temperatura en esta área no solamente es agradable durante todo el año, sino también es notablemente más fresca que en otras zonas de la ciudad que no cuentan con vegetación.
Aquí los carriles para bicicletas bordean las calles y los peatones pueden descansar en bancos bajo la sombra.
A veces apodada como la «ciudad de la eterna primavera», el clima templado de Medellín ha ayudado desde hace tiempo a atraer turistas durante todo el año, pero la creciente urbanización también ha expuesto a la metrópolis al llamado efecto isla de calor, en el que los edificios y las carreteras absorben y retienen el calor.
Sin embargo, sus nuevos corredores verdes han demostrado ser eficaces revirtiendo este impacto.
Han ayudado a reducir la temperatura en 2°C en toda la ciudad, según datos del gobierno local vistos por BBC Future Planet.