En un país inmerso en una grave crisis económica, el encargado de manejar la economía es el candidato presidencial por el oficialismo peronista.
Una candidata con pasado en la Juventud Peronista apela al voto antiperonista.
Y un libertario sin estructura partidaria, que se refiere a la moneda local como “excremento” y muestra una motosierra como símbolo de su plan de recortar el Estado, aparece como favorito en las encuestas.
No importa cómo se las mire, las elecciones que Argentina celebrará el próximo domingo parecen desafiar la lógica política del país.
“Esta es la (elección) más disruptiva, la que produce un cambio más fuerte por lo menos desde 1946”, dice el analista político argentino Rosendo Fraga a BBC Mundo.
3 en lugar de 2
El contexto en que los argentinos elegirán a su futuro presidente, la mitad de sus diputados y un tercio del Senado es atípico en sí mismo.
Las elecciones se distinguen de anteriores porque, según las encuestas, esta vez no son dos sino tres los candidatos presidenciales con posibilidades de ser electos o pasar a un balotaje.
Se trata del antisistema Javier Milei, que sorprendió al ser el más votado en las primarias de agosto; el ministro de Economía, Sergio Massa, y la conservadora Patricia Bullrich.