Danny Trejo, conocido por su emblemática cicatriz y su inconfundible presencia en la gran pantalla, celebra su 80° cumpleaños en plena actividad profesional y con una trayectoria inspiradora. Lejos de pensar en la jubilación, Trejo se siente “bendecido” por continuar actuando, su verdadera pasión.
Nacido en California en 1944 y de origen mexicano, Trejo tuvo una infancia complicada en el Valle de San Fernando, rodeado de pobreza y violencia. Su vida tomó un giro oscuro a una temprana edad: a los 8 años empezó a consumir marihuana, a los 12 comenzó a beber alcohol y a los 14 se inició en la adicción a la heroína.
A los 17, ya formaba parte de una pandilla y traficaba con drogas. Sin embargo, en 1976, tras numerosos encarcelamientos, encontró un punto de inflexión al convertirse al cristianismo, buscando la redención y un nuevo camino.
“Cuando me preguntan si alguna vez pensé que saldría de prisión, siempre digo que no. Los abogados ya no querían defenderme y decían: ‘Queremos que te den cadena perpetua. Estamos cansados de ti’. Pero nunca regresé [a prisión]. Cada día es una bendición para mí”, compartió Trejo en una reciente entrevista con People.