Antes de que Johnny Depp sufriera una grave caída de su popularidad a causa del juicio mediático con su ex esposa, Amber Heard, y tuviera que reinventarse para seguir formando parte de una industria que avanza a una velocidad pasmosa, el actor se convirtió en un mito del celuloide gracias a los papeles que se desarrollaron principalmente entre la década de los 90 y la primera década del siglo XXI.
Depp destacó principalmente gracias a la simbiosis que protagonizó con el director Tim Burton, quien le surtió de papeles excéntricos para que pudiera demostrar todo su talento interpretativo: Edward, la criatura semihumana con cuchillas en sus manos en ‘Eduardo Manostijeras’ (1990), el Considerado peor director de la historia del celuloide en el biopic de ‘Ed Wood’ (1994), el investigador Ichabod Crane en la adaptación de ‘Sleepy Hollow’ (1999), el extravagante chocolatero Willy Wonka en ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ (2005) o el siniestro barbero asesino en ‘Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet’ (2007).
Además de su estrecha colaboración con Burton, Depp también fue capaz de construir algunos otros personajes emblemáticos como el amante y aventurero Roux en ‘Chocolat’ (2000), el capitán pirata Jack Sparrow en la saga de ‘Piratas del Caribe’ o el escritor de ‘Peter Pan’, JM Barrie, en el biopic ‘Descubriendo Nunca Jamás’ (2005).
Sin embargo, pese a toda la increíble galería de personajes a los que el actor ha tenido la oportunidad de dar vida, Depp afirmó en una entrevista concedida en el año 2015 al diario británico Daily Mirror que el trabajo que más satisfacción le había proporcionado era su cameo en ‘The Fast Show’, el programa de sketches emitido por la BBC a mediados de los 90.