En la Casa Comunal Santo Tomás, en el sur de Quito, se reunieron familiares y amigos para velar a la subteniente del Ejército, Pamela Ati. Su féretro fue escoltado por cuatro miembros de las Fuerzas Armadas, y el Comandante del Ejército, Fernando Adati, también estuvo presente. Durante el velorio, los asistentes exigieron esclarecer el caso.
El padre de Pamela, quien llevaba dos años en el servicio militar y tenía 25 años, habló con la prensa sobre las inconsistencias en la información recibida del Fuerte militar Napo y la autopsia. «El comandante nos dijo que se había ahogado por el licor, mentira, fue asesinada, ultrajada y presuntamente violada. ¿En dónde estamos, con qué militares estamos, si ellos están matando a nuestros hijos?», expresó.
Además, denunció irregularidades en el manejo del proceso por parte de los militares, mencionando que no había autorizado el traslado del cuerpo a Lago Agrio para la autopsia. «A mi hija la encuentran sin vida a las 6h40 y a mí me comunican a las 9h00», afirmó.
A las 10h00, el cuerpo de la subteniente fue llevado a su casa en el sur de Quito, donde su mascota pudo despedirse simbólicamente de ella. Posteriormente, fue trasladada al cementerio de Santa Rosa.