El parlamento de Finlandia aprobó este viernes una ley que otorga a los guardias fronterizos el poder de bloquear a los solicitantes de asilo que cruzan desde Rusia, después de que más de 1.300 personas llegaran al país, lo que obligó a Helsinki a cerrar su frontera.
Finlandia ha acusado a la vecina Rusia de utilizar la migración como una herramienta de presión, alentando a decenas de inmigrantes de países como Siria y Somalia a cruzar la frontera, una afirmación que el Kremlin niega.
Helsinki cree que Moscú está promoviendo estos cruces en represalia por la incorporación de Finlandia a la OTAN, que apoya a Ucrania contra la invasión rusa.
El gobierno de derecha del primer ministro Petteri Orpo ha afirmado que el proyecto de ley es vital para detener futuras llegadas, a pesar de que la ley contradice los compromisos internacionales de derechos humanos de Finlandia.
«Este es un mensaje contundente para Rusia, un mensaje contundente para nuestros aliados, de que Finlandia se ocupa de su propia seguridad y de la seguridad de la frontera de la UE», dijo Orpo en una conferencia de prensa después de la votación.
Desde el verano pasado, más de 1.300 solicitantes de asilo cruzaron desde Rusia, aunque no hubo nuevas llegadas desde marzo hasta el jueves. La Guardia Fronteriza finlandesa informó que una persona cruzó la frontera ilegalmente el jueves y, al ser capturada, solicitó asilo. Finlandia cerró sus fronteras terrestres con Rusia a finales del año pasado.
La ministra del Interior, Mari Rantanen, declaró que no se había tomado ninguna decisión sobre cuándo reabrir los cruces fronterizos con Rusia.
La medida de Finlandia es similar a las adoptadas en otros países europeos, incluidos Polonia y Lituania, para dificultar que los inmigrantes crucen la frontera desde Rusia y su aliado, Bielorrusia.