Este miércoles 17 de julio se llevó a cabo una manifestación frente a la Embajada de China en Quito para exigir al embajador Chen Guoyou que tome medidas para detener los desechos arrojados desde barcos pesqueros chinos en alta mar. La protesta fue organizada por Ecoagents, una organización ambiental encabezada por Fabián Lliguin.
Lliguin informó que, aunque han solicitado una reunión con el embajador Chen, no han recibido respuesta alguna. Según sus declaraciones, cada año se recogen alrededor de 100 toneladas de desechos plásticos en Galápagos, y se estima que hay más de 10,000 toneladas acumuladas en las costas y bajo los manglares de la región.
Lliguin advirtió sobre la grave amenaza que esta contaminación representa para la fauna de Galápagos, incluyendo especies emblemáticas como flamencos, pulpos y pingüinos. «Nos están dañando nuestra joya», afirmó, señalando que muchas criaturas están en peligro de desaparecer debido a esta situación.
Alberto Andrade, coordinador del colectivo Frente Insular y vocero de Más Galápagos, explicó que la corriente de Humboldt, que trae biodiversidad a las islas, también transporta contaminación plástica.
Recordó que entre julio y octubre, flotas internacionales pescan en aguas de ultramar cerca de las zonas exclusivas de Chile, Perú y Ecuador, y que actualmente estas flotas están operando cerca de la frontera marítima entre Perú y Ecuador, lo que agrava el problema de los desechos que terminan en Galápagos.
Estudios científicos del Parque Nacional Galápagos ya han demostrado el impacto negativo de esta basura en las especies de la región. Las botellas plásticas encontradas son enviadas a un sistema de reciclaje en Santa Cruz; sin embargo, muchas terminan en rellenos sanitarios debido a su avanzado estado de degradación.
Lliguin enfatizó la urgencia de actuar para proteger Galápagos: «Todavía hay tiempo para rescatar las islas, pero debemos actuar ahora».