La provincia de Santa Elena dejó de ser uno de los lugares más pacíficos de la Costa ecuatoriana, para convertirse en uno de los puntos de operación estratégicos de dos bandas criminales que se disputan el territorio.
Altas fuentes policiales dan cuenta de que las organizaciones criminales Los Choneros y Los Lagartos dominan el territorio peninsular y son los responsables de diferentes delitos, como el robo de vehículos y extorsiones así como del control de los puertos pesqueros artesanales para el cometimiento de delitos transnacionales.
Los puertos pesqueros de Anconcito y Santa Rosa, en Salinas, al igual que el de Chanduy, en la zona sur de Santa Elena, son los más afectados por los llamados ‘piratas’.
Ellos son quienes, a través de las extorsiones, exigen a los pescadores cantidades de dinero como ‘protección’ para que puedan trabajar sin ser asaltados o asesinados.
«La situación es terrible, no hay ningún compañero que no haya sido víctima de los piratas. Por eso, muchos de nosotros hemos optado por otra actividad en tierra, que arriesgar la vida en el mar»
Pescador de Santa Elena.
Con mucho temor y recelo, los pescadores susurran que los valores que deben cancelar por extorsiones están entre los USD 150 y USD 200 mensuales.
Quienes acceden, reciben un distintivo como una credencial, bandera o una media, que los identifica como uno de los aportantes a la red criminal Los Choneros, que son los que tienen el mayor control marítimo.
«También están los de la otra banda (Lagartos), aunque no tienen mayor fuerza como Los Choneros. Pero, como quieren el control, empiezan a matarse entre ellos», comentó un pescador de Anconcito.
En este puerto peninsular, el administrador de un centro artesanal fue asesinado en su oficina el 12 de abril de 2024. Según versiones de trabajadores de la zona, el motivo del crimen fue resistirse al pago de extorsiones.
Otros de los delitos que también se comenten en los puertos son las llamadas ‘vueltas’, donde los narcodelincuentes convencen a los pescadores para que transporten drogas hacia Centroamérica.
Por esa actividad les prometen entre USD 35.000 y USD 45.000, mientras que por el trasporte de combustible ilegal les ofrecen USD 3.000 o USD 5.000.
LA LIBERTAD TAMBIÉN ES DOMINADA POR LAS DOS BANDAS
El cantón La Libertad, por su parte, es considerado uno de los puntos más calientes, al ser el músculo comercial de la provincia.
Barrios como Virgen del Carmen y cerca de otros 138 sectores que conforman la Velasco Ibarra, serían territorios apetecidos para la venta de drogas y centros de operación criminal.
En este cantón se registra el mayor número de casos de muertes violentas en la provincia. De enero hasta la fecha 160 personas han sido asesinadas en todo el territorio peninsular, en su mayoría integrantes de las bandas en disputa.
Los lugares donde hay mayor concentración de expendio de drogas es en el mercado de La Libertad, más conocida como la ‘Zona H’, donde los expendedores se confunden entre los vendedores de legumbres, carniceros o pescadores, para distribuir las sustancias.
Los consumidores, por su parte, se dedican a robar a los transeúntes, para conseguir algo de dinero y comprar el alcaloide.
LAS SOMBRAS DEL ‘GORDO LUIS’
El 21 de agosto de 2024, una red narcoterrorista de Los Lobos fue desarticulada cuando intentaba construir una casa de seguridad en la comuna Ayangue, ubicada al norte de Santa Elena.
Entre los detenidos consta alias ‘Natanael’, quien actúa bajo las órdenes de alias ‘Gordo Luis’, un cabecilla de Los Lobos.
El objetivo de esta construcción era cometer tres delitos clave de la organización: Contaminación de lanchas para el envío de drogas, envío de armas, municiones y explosivos a Machala, al igual que una guarida de prófugos para esta red criminal.
«Nosotros como policías no le tenemos miedo a estos delincuentes y, a pesar de todo lo que se ha visto, puedo decirle que ellos están contenidos, porque nosotros vamos a meterlos en la cárcel», advirtió la fuente policial.
Entre los casos más recientes en Santa Elena, las autoridades informaron de la muerte de un sujeto que se transportaba en un taxi, y la captura de otras dos personas que lo acompañaban en una motocicleta, luego de un cruce de balas con los uniformados.
El objetivo de estos sujetos, que fueron contratados en Manabí, era asesinar a dos personas en Santa Elena, con la intención de ganar territorio peninsular.
En su poder se encontró armas de fuego y municiones, además de un panfleto, como evidencia de la actividad delictiva.