El ataque por sorpresa liderado por la milicia islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) permitió a los rebeldes hacerse con el control de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria, obligando a las tropas gubernamentales a retirarse.
La ofensiva obligó a Rusia a llevar a cabo sus primeros ataques aéreos en Siria desde 2016.
Casi 14 años después de su estallido, la reanudación de las hostilidades alimenta los temores a que la paz no llegue a corto plazo a Siria.
El país está dividido de facto desde 2018 como consecuencia de la guerra civil, con un área bajo control del régimen autoritario de Assad, y otras bajo control de las fuerzas kurdas y de insurgentes islamistas.