Un letrero con la señal de tránsito virada es una de las vías de acceso a la parroquia Taura, del cantón Naranjal, en la provincia del Guayas.
Esta población, con 10 000 habitantes, actualmente es el centro de atención del país, porque ahí fueron vistos por última vez los cuatro menores desaparecidos luego de un operativo militar en el sur de Guayaquil el pasado 8 de diciembre.
El mapa de ubicación da cerca de este puente desde donde Ismael, uno de los chicos, habría llamado a su padre de un teléfono celular prestado y le confirmó que fueron retenidos por militares, golpeados y abandonados. La conexión se cortó. Según la versión del padre, él volvió a llamar y el dueño del teléfono le indicó que los cuatro menores fueron secuestrados por la mafia.
Los pobladores viven con temor
Tras cámaras, los habitantes murmuran y sin dar mayores detalles, dicen que Ismael, Josué, Steven y Nehemías fueron llevados debajo del puente donde los embarcaron a una lancha.A unos 30 minutos, por agua, en el recinto Casa de Zinc, la tarde del 24 de diciembre, la Policía encontró, en medio del manglar, cuatro cuerpos calcinados que aún no son identificados.
Los habitantes de Taura se dedican a la pesca, agricultura, turismo y comercio.
Algunos dicen sentir terror, pues sus vidas han cambiado desde la desaparición de los menores.
Los habitantes mencionan que desde hace dos semanas han visto entrar y salir decenas de policías y militares buscando a los menores, que tienen entre 11 y 15 años de edad.
Según la policía, en la parroquia, hay un grupo criminal que se dedica al microtráfico, secuestros, extorsiones y robo en carreteras.
A unos 12 minutos de distancia está la base militar de la Fuerza Área Ecuatoriana, de donde salieron las patrullas con los 16 militares que realizaron el operativo. Están bajo custodia en la escuela de Infantería de la Fuerza Aérea.