Juan Antonio «Tony» Hernández, hermano del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue sentenciado este martes 30 de marzo a cadena perpetua más 30 años de prisión por tráfico de narcóticos en un tribunal de Manhattan, donde se destacó que sus actividades delictivas fueron patrocinadas por el propio Estado del país y se le acusó de haber «asfixiado» a la nación centroamericana.
«El juicio (…) ha destapado muchos detalles del tráfico de drogas internacional. Corrompe todos los aspectos de la sociedad y en este caso, el tráfico estaba promocionado por el Estado», dijo en su sentencia el juez del tribunal del distrito Sur de Nueva York, Kevin Castel.
En una vista que se alargó durante más de una hora y media, en la que se pudo ver a un Hernández pálido y con semblante serio, Castel detalló la cantidad de cocaína que se estima traficó el hermano del mandatario entre 2004 y 2015 hasta EE.UU., más de 185.000 kilos, lo que según el juez se traduce en 1.500 millones de dosis que habrían tenido un valor en el mercado de 138,5 millones de dólares.
Durante la lectura de la sentencia, el magistrado también subrayó el hecho de que Hernández creció en el seno de una familia acomodada, que contaba con un título de derecho y que fue congresista, y que por lo tanto no se vio empujado a traficar para tratar salir de la pobreza, como es el caso de otros narcotraficantes.
«Su familia tenía negocios legítimos, incluido un hotel y una farmacia en los que podía haberse ganado la vida de manera honrada», apuntó Castel.
«Era un miembro electo del Congreso de Honduras, y podía haber usado su considerable talento para el bien, pero (…) eligió ir en una dirección muy diferente», agregó el juez, que señaló que Hernández se había mostrado «indiferente» a las consecuencias de sus actos y que esta sentencia debía servir para disuadir a otros narcotraficantes del país de continuar con sus actividades delictivas.