La extrema bondad y preocupación por el prójimo de José Gregorio Hernández Cisneros, médico y científico nacido en 1864, cruzaron las fronteras de su natal Venezuela hacia los países vecinos, convirtiéndolo en una figura a la que miles de fieles recurren especialmente cuando se sienten enfermos.
De acuerdo con la obra Vida y obra del Dr. José Gregorio Hernández (1864-1919), del Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry, Hernández se graduó de bachiller en Filosofía en 1884 y culminó sus estudios de Medicina en 1888 en la Universidad Central de Venezuela. Presentó su tesis en La doctrina de Laennec y La fiebre tifoidea en Caracas, ambos relacionadas con enfermedades bacterianas, campo en el cual centrará su profesión médica. Por eso, es considerado fundador de la bacteriología en Venezuela.
En 1904 ingresó como individuo de número a la Academia Nacional de Medicina como uno de sus fundadores, sillón XXVIII, aunque en 1909 renunció a sus labores en Venezuela y se trasladó a Italia para ingresar al monasterio de la Cartuja como fray Marcelo, pero pronto su condición física lo hizo regresar a sus actividades profesionales en Venezuela. En 1914 volvió a Roma, ingresó al Seminario, pero nuevamente debió regresar, por síntomas de tuberculosis. Continuó con sus labores académicas y docentes hasta 1919, cuando falleció en un accidente de tránsito.
Según explica la obra, su reputación gentil y desinteresada no tardó en crecer. José Gregorio era un médico de un espíritu superior, entregado a su ejercicio, por entero, sin ningún afán de lucro, para quien la práctica de la medicina era una oportunidad de actuar en nombre de Dios, por lo que no aspiraba a remuneración alguna por su trabajo. Además, no tendría mayores cargas económicas, pues no tenía familia que mantener, y llevaba una vida muy austera.
Médico por mandato de su propia vocación, lo fue para hacer del ejercicio de la medicina el camino seguro de llegar al corazón de los necesitados y combinar con la grandiosidad del místico los efectos beneficiosos de las drogas y el poder consolador de la oración.
Los milagros de Gregorio
La beatificación fue aprobada el 19 de junio de 2020, luego de que una comisión teológica de expertos concluyera que un milagro de Hernández salvó la vida de una niña de 10 años, gravemente herida durante un asalto en marzo de 2017.
Según un reporte de El Nacional, la menor y su papá fueron interceptados por delincuentes para robarles la moto en el sector Mangas Coveras del estado Guárico. Los antisociales dispararon y una de las balas hirió en la cabeza a la niña, que quedó en estado de gravedad. Su madre pidió auxilio al “médico de los pobres” y más de 20 días después la menor estaba sana.
También existen registros de una misa de acción de gracias ofrecida en 1985 por un milagro concedido, según afirmó Isabel Portilla de Béjar Negrete, quien consideró que ese milagro debía ser divulgado a todos los cristianos.
La revista National Geographic recoge además este hecho: “Río arriba, la estudiante universitaria Carla Gómez flotaba sobre su espalda en un estanque de agua en el altar dedicado a José Gregorio Hernández, un médico venezolano que ejerció la medicina a principios del siglo XX. Hernández se convirtió en un héroe del pueblo por tratar de forma gratuita a los pacientes pobres, comprándoles medicinas con su propio dinero (…). Gómez sufre fatiga crónica y le cuesta salir de la cama cada mañana. Al verse incapaz de encontrar el medicamento que necesita debido a la escasez, decidió viajar a la montaña de Sorte para pedirle al espíritu del doctor Hernández que la curase”.
Otros milagros también fueron presentados a la Santa Sede para su verificación, pero entre sus fieles permanecen muchos otros que quedarán guardados en sus corazones agradecidos.