El juez de Guayaquil Johan Briones ordenó la “inmediata localización y captura” de los procesados por el femicidio de Lisbeth Baquerizo. La joven fue asesinada a finales de diciembre de 2020.
Briones acogió el pedido de Fiscalía e imputó a un grupo de personas. Por ejemplo, se dictó orden de prisión preventiva para el esposo y para el cuñado de Lisbeth.
En cambio, para la suegra de la chica y para el médico que habría alterado el informe sobre las causas de la muerte se prohibió la salida del país, se ordenó que se presenten periódicamente ante una autoridad judicial y que se coloque el grillete.
Los familiares de Lisbeth buscan que se establezcan todas las responsabilidades.
En la casa de los padres, su retrato está sobre una mesa de madera. Se la ve sonriente, con su cabellera rubia. La misma imagen adorna otra pared del comedor. Es más grande; mide un metro de alto por uno de ancho.
Su madre, Virginia Muñoz, la sostiene y la acaricia. Viste de negro y dice que está en luto permanente.
Muñoz cuenta cómo la vida les cambió el 21 de diciembre del 2020, un poco antes de Navidad.
Ese día, con su esposo vieron el cuerpo de Lisbeth en el piso de la casa donde vivía.
Al principio, les dijeron que se había caído de las escaleras, pero luego supieron que falleció por dos golpes que recibió en la cabeza.