Ambas se volvieron a ver este jueves en la Comandancia de Policía del Azuay.
Luego de cinco décadas sin abrazarse ni verse ni amarse, una madre se volvió a encontrar con su hija perdida. Cuando recién nació, Mariana Torres Benalcázar fue abandonada detrás de un hospital y luego acogida en un orfanato.
En el momento del reencuentro, suscitado la mañana de este jueves, hubo sentimientos encontrados y el anhelo de recuperar el tiempo perdido.
En la mente de Mariana era evidente la confusión, pues no tenía claro cuándo nació. Sus familiares sabían que había llegado al mundo en 1971, pero en la casa de acogida Tadeo Torres la inscribieron un año después. Pero ese detalle quedó en segundo plano cuando hoy se abrazaron luego de cinco décadas. Y aunque hasta ahora eran unas completas extrañas, el amor de madre e hija se notó. No hubo reclamos, tampoco justificaciones, solo sentimientos positivos.
Blanca Rufina Naranjo, madre de Mariana, actualmente tiene 72 años y cuenta que no recuerda con claridad cómo pasaron las cosas ni de qué manera su pequeña recién nacida se le fue de las manos. El único aspecto que mencionó fue que “el papá se la llevó” y “nunca quiso hablar del tema”. Aunque la buscó por varios lugares jamás tuvo éxito, y cuando le insistía a su cónyuge, lo negaba todo y luego le decía “que estaba en distintos países”, señaló la adulta mayor.
Este reencuentro se inició oficialmente en el año 2017, cuando los familiares acudieron a la Fiscalía del Azuay a reportar la desaparición de Carmen Maribel Naranjo Solís (nombre de pila de su allegada), teniendo como única pista su inscripción en el Registro Civil del Azuay.
Luego, al caso se sumó la Policía, a través de Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased). Sus agentes empezaron a atar cabos y visitar varios lugares de acogida a menores huérfanos. Al llegar a la Fundación Tadeo Torres constataron que ahí ingresó una menor con esas características, pero con otros nombres, contó el comandante de la Subzona Azuay 1, Rafael Pérez. Ahí les informaron que la infante fue hallada detrás del hospital del IESS Vicente Corral Moscoso, ubicado hasta ahora en el tradicional barrio El Vergel, en Cuenca.
En el orfanato, la pequeña fue registrada como Mariana Torres Benalcázar, pero -según el gendarme- luego de ejecutar varios protocolos de investigación, comprobación y difusión determinaron que era la mujer desaparecida en los años 70.
Hoy ambas familias tienen vidas distintas. Mariana Torres (Maribel Naranjo Solís) vive en el barrio de Misicata, en el norte de Cuenca, y es madre de dos hijos. Mientras que Blanca Naranjo, su madre, tiene su hogar en el cantón La Troncal, provincia del Cañar.
Mariana Torres recuerda con claridad que vivió y se crio con las religiosas y que nunca pensó que volvería a ver a sus familiares biológicos. “Cuando me dijeron que mi mamá iba a aparecer, me quedé en la incógnita”, señaló y agregó que esta situación le da un reinicio a su vida. Para ella, nadie puede juzgar lo que pasó.
Y mientras el abrazo se fusionaba en los patios de la Comandancia de Policía del Azuay, todos agradecían a Dios por lo que consideraban una bendición. Al mismo tiempo, el jefe de Policía resaltó que en Azuay se han resuelto el 93% de los casos de personas desaparecidas.
En los próximos días esperan concretar una reunión entre todos para presentarse mutuamente.