El fenómeno se notó con los primeros signos de reactivación de la economía estadounidense post pandemia. Parte de las plazas de trabajo que se habían perdido por el confinamiento no se cubrían; y la razón no era que las empresas no necesitaran trabajadores, sino que no había postulantes para esas plazas.
Al paso de los meses, la situación se ha mantenido. Según datos del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, el número de puestos sin cubrir llegó en junio pasado a los 10,07 millones de vacantes; cifra superior a los 9,48 millones de plazas de mayo; el índice de junio está, además, 4 millones por encima de los 6,1 millones de vacantes sin cubrir de junio de 2020.
De acuerdo con un reporte del medio especializado español El Economista, este desajuste está provocando que los salarios suban con intensidad, incluidos los más bajos. Reponedores, cajeros o camareros están volviendo a trabajar, pero lo están haciendo por un salario más alto que el que recibían antes de la pandemia.
Parece que al final las empresas están haciendo caso (o no les queda más remedio) a Joe Biden, presidente de EEUU, que en junio respondió «pay them more» («páguenles más) a la pregunta de un periodista sobre los problemas de las empresas para encontrar mano de obra. Todo hace indicar que los salarios más bajos están llevando el peso del crecimiento en EEUU.