El Gobierno peronista sufrió el domingo 14 de noviembre una contundente derrota en los comicios de medio término de Argentina, que lo ha debilitado aún más y lo obligará a buscar consensos con la oposición de centroderecha para salir de una grave crisis económica.
La coalición opositora Juntos por el Cambio venció al peronismo en los principales distritos del país, según el escrutinio provisorio, lo que afectará la capacidad de gestión del presidente peronista Alberto Fernández y allanará el camino de la oposición hacia las elecciones presidenciales de 2023.
Tras perder el control del Senado, el oficialismo necesita que el Congreso trate próximamente reformas económicas y un eventual acuerdo para renegociar una deuda de USD 45.000 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), trámites que ahora podrían dificultársele.
La imagen del Gobierno se debilita
Tras imponerse con holgura en los comicios presidenciales de 2019, la imagen de Fernández se ha derrumbado en el último año por una prolongada crisis económica, con una inflación cercana al 50% -que impactó especialmente sobre la clase baja-, y por las críticas a su gestión de la pandemia de coronavirus.
Las disputas dentro de la coalición gobernante entre Fernández y su poderosa vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, también generaron descontento entre los votantes y añadieron incertidumbre al futuro económico y político de la nación, cuya moneda sufrió una profunda caída en los últimos días.
“En general, es probable que la volatilidad macroeconómica y financiera se mantenga alta y, dados los grandes desequilibrios actuales, parece inevitable una gran devaluación a corto plazo”, afirmó Alberto Ramos, de Goldman Sachs.
En los comicios se renovaron 127 asientos de la Cámara de Diputados sobre un total de 257, mientras que en el Senado ocho provincias disputaron 24 bancas sobre un total de 72.
En la Cámara Baja, donde el oficialismo tiene el bloque más numeroso pero no la mayoría, el equilibrio de fuerzas se mantuvo.
Pero la coalición oficialista Frente de Todos perdió el control del Senado, en manos del peronismo desde que el país retornó en 1983 a la democracia.
El triunfo opositor podría generar nuevas asperezas entre el moderado Fernández y su vicepresidenta más radical, aunque difícilmente decidan romper la coalición de Gobierno, según los expertos.