Luego de 15 años de provincialización, el índice de pobreza en Santa Elena llega a 34,36%, mientras que la media nacional es de 28,85%. Santa Elena cumplirá 15 años desde que dejó de ser parte de Guayas para convertirse en la provincia número 24 de Ecuador. Con el voto afirmativo de 57 diputados del Congreso, Santa Elena logró su independencia, tan ansiada por los peninsulares que pedían con ilusión un próspero desarrollo, que se ha truncado con el tiempo.
En la actualidad, la provincia está marcada por las brechas de pobreza y desnutrición infantil crónica. En Santa Elena, el 36,4% de los niños menores de cinco años están desnutridos, un porcentaje superior que el promedio nacional que afecta al 23,01% de la niñez.
El 7 de noviembre de 2007, la provincia de Santa Elena nació con tres cantones: Salinas, La Libertad y su capital Santa Elena. Lo primero que ganó fue la descentralización, explica Jimmy Pinoargote, quien fue presidente de la comisión interinstitucional que manejó Santa Elena durante los primeros meses, hasta que se eligieron las autoridades. “Ya no debemos viajar a Guayaquil para matricular el vehículo, sacar la licencia de conducir o refrendar un título educativo, ahora lo podemos hacer aquí en Santa Elena, administrativamente avanzamos mucho”, dice Pinoargote. La diferencia más importante estuvo determinada por los recursos económicos y la inversión que se generaría directamente por el Gobierno Provincial que administraría fondos para los tres cantones, donde consideran que ha sido ampliamente beneficiados. Por ejemplo, en los cinco años previos a la provincialización, la inversión era la siguiente: «El cantón La Libertad recibió USD 500.000 en obras. En Salinas, USD 800.000 y Santa Elena, que era el área rural más amplia, recibió alrededor de USD 4 millones; es decir que se destinaron USD 5,3 millones», cuenta Pinoargote. Hoy, dice, el presupuesto del Gobierno Provincial está por encima de los USD 45 millones anuales. Pero provincializar un territorio tiene un costo, porque hay que crear toda una estructura institucional, nombrar autoridades, hacer planes de desarrollo, y esto último es lo que más ha faltado, añade Ana Triviño, quien fue la primera gobernadora y prefecta de Santa Elena. “Faltó visión de desarrollo como provincia y articulación entre los tres municipios, esa es todavía una tarea pendiente, porque cada uno actúa por su lado”, asegura Triviño.
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