A medida que se acercan las elecciones europeas del 9 de junio, con una convocatoria que abarca a más de 370 millones de ciudadanos, surgen preocupaciones sobre el potencial impacto de la desinformación y la manipulación política. La Agencia de la UE para la Ciberseguridad (Enisa) advirtió ya en octubre sobre los riesgos que representa la inteligencia artificial (IA) generativa en este proceso electoral.
La IA generativa es capaz de producir textos convincentes o vídeos hiperrealistas, lo que podría ser utilizado para difundir ideas sesgadas y manipular el voto de los ciudadanos. Esta tecnología plantea un desafío para garantizar la integridad de las elecciones y la protección contra la influencia maliciosa.
Una de las preocupaciones adicionales es la práctica de la microsegmentación política, que analiza los intereses individuales en lugar de grupos. Aunque la segmentación de audiencias es común en el marketing político, la microsegmentación política está prohibida en la Unión Europea. El Reglamento General de Protección de Datos prohíbe el tratamiento de datos personales que revelen las opiniones políticas de los ciudadanos.