Como parte de la prueba presentada por la Fiscalía, la perito Daysi Toaquiza introdujo la grabación del testimonio anticipado de J.P.A.M, quien habría participado en la planificación inicial del asesinato de Fernando Villavicencio y ahora es testigo protegido.
Durante la audiencia, se reprodujo el video y el audio del testimonio, que se rindió en la Cámara de Gessell. Para proteger su identidad, J.P.A.M. apareció con gafas, gorra y capucha.
En su relato, J.P.A.M. indicó que trabajaban para un líder en la cárcel de Latacunga conocido como ‘Chino’, también vinculado al asesinato de Harrison Salcedo en 2022. J.P.A.M. mencionó que, antes del asesinato de Villavicencio, recibieron instrucciones sobre vestimenta y conversaron con una persona apodada ‘Cura’, quien les habló de un “trabajo grande”.
El 5 de agosto de 2023, J.P.A.M. conoció a ‘El Gatillero’, un colombiano que buscaba un conductor para el asesinato de una figura política. Más tarde, J.P.A.M. y tres personas más se conectaron por videollamada con ‘Chino’ y Carlos A., alias ‘Invisible’, desde la cárcel de Latacunga. J.P.A.M. decidió no participar debido a su miedo y una discusión con su esposa, Laura C., quien sí quería involucrarse.
El día del asesinato, J.P.A.M. no participó porque su esposa fue arrestada en otro operativo. Recibió una amenaza de muerte de ‘Chino’ si el plan fallaba. Después del crimen, J.P.A.M. se enteró de que la cabeza de Villavicencio valía USD 200.000 y que el asesinato fue ordenado por el Gobierno de Correa.
Según el testimonio, ‘Chino’ quería obtener mérito por el asesinato para facilitar su salida de la cárcel. Sin embargo, el equipo de ‘Chino’ no concretó el trabajo y ‘Invisible’ asumió el control con un equipo de sicarios colombianos que finalmente ejecutaron el delito.