Desde febrero de 2023, el hospital Eugenio Espejo, el más importante de Quito, no ha podido realizar resonancias magnéticas.
Este hospital, que atiende a más de 440.000 pacientes cada año, se ha visto forzado a suspender este servicio porque el único equipo disponible dejó de funcionar y no ha sido reemplazado hasta el 25 de mayo de 2024.
La falta de este equipo ha obligado a los pacientes a recurrir a centros privados, donde el costo de una resonancia puede alcanzar hasta USD 300.
«Estamos en una constante crisis. Es un círculo vicioso del que no salimos», afirma un médico con más de 20 años de experiencia en el hospital, quien prefiere mantener su identidad en reserva por temor a represalias.
Además, menciona que la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) también enfrenta serias dificultades debido a la falta de un equipo de Rayos X portátil. Desde diciembre de 2023, los pacientes que necesitan un examen simple de Rayos X de tórax deben ser movilizados, lo que genera gastos innecesarios.
Los problemas no se limitan a la falta de equipos. El hospital también sufre de escasez de medicinas e insumos. «Es muy fluctuante lo que tenemos. Hay días que hay ciertas cosas, y otros en los que no hay nada», asegura el médico.
Las quejas de los profesionales de la salud se reflejan en los pacientes. Luis, quien padece problemas cardíacos, lamenta la falta de medicamentos, lo que le impide cumplir con su tratamiento. «Casi nunca me entregan las medicinas completas.
A veces cumplo la mitad del tratamiento, y otras veces alcanzo porque compro con mi dinero», comenta Luis en las afueras del hospital.