Estados Unidos anunció el martes 2 de julio que, en las próximas semanas, Panamá comenzará a deportar a los migrantes que crucen la peligrosa selva del Darién. Esta medida fue anticipada por el presidente panameño recién posesionado, José Raúl Mulino.
«Van a haber repatriaciones en las semanas que vienen», declaró Eric Jacobstein, subsecretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, en una conferencia de prensa telefónica.
El anuncio se produce tras un acuerdo entre Estados Unidos y Panamá, en el cual Estados Unidos aportará 6 millones de dólares para financiar las repatriaciones.
El lunes, el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, firmó un convenio con el nuevo canciller panameño, Javier Martínez-Acha, en el que el gobierno estadounidense se compromete a «cubrir el gasto» de la repatriación de migrantes que crucen Darién.
Este acuerdo es parte del plan del presidente Mulino para frenar el paso de migrantes que, desde Suramérica, tratan de llegar a Estados Unidos a través de la frontera selvática con Colombia.
En su discurso de toma de posesión, Mulino advirtió que Panamá no puede seguir «financiando el costo económico y social de la migración» a través del Darién. Jacobstein afirmó que Washington espera implementar este programa desde Panamá «tan pronto como sea posible», aunque no dio detalles sobre los vuelos de repatriación.
En 2023, más de 520.000 migrantes atravesaron la jungla panameña, enfrentando peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales. En lo que va de este año, ya han cruzado la selva 200.000 personas, la mayoría de ellas venezolanas.