James Cameron es conocido por su paciencia y su visión clara de lo que quiere lograr en el cine, y «Avatar» es un testimonio de esa determinación. Aunque muchos asocian la franquicia con una creación moderna, Cameron ya había soñado con hacerla en 1994. Sin embargo, se dio cuenta de que la tecnología de ese entonces no estaba lista para dar vida a su ambiciosa visión. Decidió esperar.
En 2005, comenzó a trabajar en el desarrollo del lenguaje de los Na’vi, y finalmente, quince años después de su primer intento, estrenó la primera parte de lo que ya había planeado como un universo propio. Esto demuestra que nunca se debe subestimar a James Cameron.
Uno de los arrepentimientos más notorios en Hollywood proviene de Matt Damon, quien rechazó la oportunidad de protagonizar «Avatar» debido a su compromiso con «El ultimátum de Bourne». Cameron le había ofrecido no solo un salario considerable, sino también el 10% de los beneficios de taquilla. Al final, el papel de Jake Sully fue para Sam Worthington, un actor que en ese momento estaba viviendo en su coche, y que necesitaba esa oportunidad.
Aunque «Avatar» cautivó al mundo con su épica, el estudio había solicitado cortar una escena clave en la que Jake aprende a montar un banshee de montaña. Cameron, consciente de que la escena no aportaba mucho a la trama, insistió en mantenerla porque deseaba verla realizada. Defendió esta decisión argumentando que, a veces, aunque una escena pueda ser prescindible, el deseo de verla es tan fuerte que solo la satisfacción de crearla puede cumplir con esa necesidad.