Desde sus inicios, el chavismo ha estado estrechamente vinculado con las Fuerzas Armadas de Venezuela. Hugo Chávez, quien se unió al ejército en 1975 y alcanzó el rango de teniente coronel, marcó el inicio de su carrera pública con un intento de golpe de Estado en 1992 contra el presidente Carlos Andrés Pérez.
Diosdado Cabello, actual diputado y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), es otro de los líderes clave de este movimiento. Cabello, quien comenzó como teniente en las Fuerzas Armadas y fue ascendido a capitán en 2013 por Nicolás Maduro, ha ocupado varias posiciones de poder durante la era chavista.
Otro destacado es el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, quien ha alcanzado el rango de general en jefe, convirtiéndose en uno de los militares más poderosos del país. Aunque Nicolás Maduro no proviene de un entorno militar, ha adoptado el rol de comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), nombre otorgado por Chávez en 2008.
La FANB ha sido fundamental para el PSUV, consolidando su poder político y financiero en el país. Según Andrei Serbin Pont, presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries) y experto en Seguridad y Defensa, «Maduro depende completamente de las FANB.
Sin la estructura y la capacidad de las Fuerzas Armadas no tiene forma de sostener el régimen, porque no tiene ningún otro ente estatal lo suficientemente poderoso como para sostener su poder.»