Antes de las 07:00 del miércoles, varias personas llegaron hasta las terminales de Quitumbe y Carcelén para embarcarse en los buses y viajar a otras provincias, luego de que la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) anunciara la reactivación de este servicio en Quito.
Los usuarios, que previamente habían comprado un pasaje, se llevaron una desagradable sorpresa: el ingreso les fue impedido, ya que la noche anterior las autoridades habían determinado que seguirán cerradas sus puertas.
La Epmmop precisó que -a pesar de haber adecuado los espacios con señalética, cámaras térmicas e insumos de higiene-, en la noche del 30 de junio mantuvieron una reunión con varias autoridades, para “buscar mecanismos específicos para la ciudad” ante el elevado número de contagios.
En una nueva reunión, el COE metropolitano determinó que el servicio de transporte interprovincial continuará suspendido en Quito. A través de un comunicado, el Municipio indicó que la medida será analizada nuevamente el próximo viernes.
Al final del documento, la institución invita a la ciudadanía a mantenerse informada por canales oficiales, mismos que nunca avisaron sobre la cancelación de la reapertura de terminales. Este no es el único caso en el que la comunicación oficial se contradice o no llega a tiempo.
ANT vs. AMT
El 14 de junio, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) informó que para evitar aglomeraciones se suspendía la revisión y que la matriculación se realizaría en línea. La decisión, indicaron, estaba avalada por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT).
Tres días después, cuando más de 4.000 conductores realizaron el proceso, la ANT emitió un oficio en el que dejaba sin efecto la medida.
La Agencia Nacional argumentó que el oficio de la Agencia Metropolitana fue expedido “bajo evidente error inducido por el solicitante, dado que requirió un tema específico en la propuesta y comunica otros temas no autorizados, sin seguir el procedimiento correspondiente».
Ambas instituciones conformaron mesas de trabajo. Mientras, la matriculación continúa suspendida y la ciudadanía que cumplió con el proceso desconoce si es válido.
Menos anuncios, más certezas
Gustavo Cusot, vicedecano del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco, explicó que en una situación de crisis sanitaria -como la que estamos pasando, debido al Covid-19-, es común que se presenten estas contradicciones, debido a que la información cambia en cuestión de horas.
Por eso, es importante seleccionar qué información y cuándo se va a comunicar, para evitar confusiones en la ciudadanía. “No se trata de generar contenido tras contenido. La gente necesita tener certezas e información más concreta y más real”, dijo Cusot.
Y es que, en afán de visibilizar el trabajo de las autoridades, la comunicación Gubernamental cae en hacer anuncios que a veces no se concretan o cuyo contenido se informa a medias. “Yo bajaría el ritmo de la generación de contenidos permanentes. Se debe clasificar la información”, añadió Cusot.
Es el caso del regreso progresivo a las aulas. El presidente de la República, Lenín Moreno, anunció que el 15 de este mes los estudiantes volverían de forma semipresencial a clases.
Días después, en una entrevista con LA HORA, la ministra de Educación, Monserrat Creamer, dijo que el 15 no se abrirían las escuelas, sino que era la fecha en la que se determinaría cuántas están calificadas para que los niños retornen.
Mientras, en el último informe emitido por el COE nacional se señala que, durante julio, las clases presenciales continúan suspendidas; es decir, que este mes nunca estuvo contemplado para un retorno progresivo.
Patricia Hidalgo, directora de la Escuela de Comunicación de la Universidad Internacional Del Ecuador, dijo que los mensajes destinados hacia la ciudadanía, más en situaciones de crisis, tienen que ser coherentes y claros. Que no den lugar a interpretación. “La comunicación oficial tiene por objetivo influir en el comportamiento de los públicos y despertar confianza. Con estas contradicciones qué conductas podemos esperar”.
Este tipo de contradicciones entre instituciones, para Hidalgo, hacen que las medidas se vean como improvisadas y carentes de estudio. (AVV)
“No se trata de generar contenido tras contenido. La gente necesita tener certezas e información más concreta y real”. Gustavo Cusot, vicedecano del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco,
“La comunicación oficial tiene por objetivo influir en el comportamiento de los públicos y despertar confianza. Con estas contradicciones qué conductas podemos esperar”. Patricia Hidalgo, directora de la Escuela de Comunicación de la Universidad Internacional Del Ecuador.
“La ciudadanía está sumida en las desesperanzas hasta de la comunicación”. Patricia Hidalgo. (I)
Fuente:www.lahora.com.ec