La pandemia a causa del Covid-19 puso en confinamiento al mundo, lo que derivó en transformar espacios, como la educación, el trabajo y las formas de entretenimiento -desde lo físico hacia lo virtual-.
Que las familias pasen más tiempo en sus hogares ha provocado que el sistema de Internet se sature, ya que la demanda de ancho de banda creció.
Esteban Inga Ortega, doctor en Telecomunicaciones, realizó un muestreo en el que el que determinó que Ecuador tiene un promedio de 32 megabytes (MB) de banda ancha. “Para que un profesor de universidad tenga un buen rendimiento en clases, por lo menos, debería contar 75 megabytes por segundo de ancho de banda (Mbps), para desempeñarse en plataformas como Zoom”.
Pero, el portal estadounidense de servicios de diagnóstico de Internet Ookla, mediante un informe denominado ‘Speedtest Global Index’ -que analiza la calidad de las conexiones de Internet fijo y móvil en el mundo- señala un índice aún menor. Ecuador tendría la velocidad de banda ancha fija de 24,54 Mbps de bajada y 21,11 Mbps de subida, colocándole debajo de varios países de la región. (Ver mapa)
El promedio de velocidad de banda ancha fija en el mundo es de 78,2 Mbps y 42,06, respectivamente. Con esto, según el informe internacional, Singapur es el país con mejor promedio: 208,16 Mbps y 214,12 Mbps, es decir, 106 puestos de diferencia con Ecuador.
Problemas
Estar por debajo del promedio causa intermitencias y retardos grandes en la red. Y ni siquiera las instituciones estatales se han salvado de la saturación. Un ejemplo fue el inicio del año lectivo del régimen Costa-Galápagos, que el pasado primero de junio, cuya transmisión virtual fue suspendida por la saturación de la plataforma.
“Y lo que va a causar es que los usuarios comiencen a desconectarse”, dice Inga, quien reseña que la operadora estatal CNT no ha tenido la capacidad para solventar la cantidad de usuarios conectados por la pandemia, por lo que “han migrado hacia servicios (privados) de fibra óptica”.
Estandarizar la calidad
“Ya con esta experiencia que hemos tenido a partir del Covid, deberíamos estandarizar un nivel mínimo que deberían ofertar las operadoras del servicio”, afirma Inga.
Por su parte, Jorge Cevallos, director ejecutivo de la Asociación de empresas de telecomunicaciones (Asetel), señala que desde hace más de tres años han propuesto al Gobierno un cambio de enfoque de política pública.
“Lastimosamente en todo el sector de telecomunicaciones la política pública tiende a precautelar la optimización de recursos hacia el Fisco (…) esto perjudica a las opciones de inversión de las empresas”, comenta Cevallos. Lo que causaría que gran parte del dinero que se podría destinar a mejorar velocidad o llegar a espacios donde aún no hay conectividad (zonas rurales especialmente), “lo tienen que destinar al tema de impuestos y cargas regulatorias que son las más altas de la región”.
Desconocimiento de banda ancha
El ministro de Telecomunicaciones, Andrés Michelena, señaló que con la cuarentena el consumo de Internet se incrementó un 60%. “Todo esto ha complicado mucho el proceso de conectividad. Hago un llamado a la ciudadanía para que entienda que el servicio es limitado, que debe usarse en lo prioritario, que es salud, educación, trabajo, alimentos, y luego tal vez la diversión”, dijo en una entrevista en el diario Expreso.
Además, el Ministro indicó que el uso de viodeojuegos en línea (que sería del 45%), satura la conectividad.
Inga señala que, si bien los ciudadanos no tienen otra manera de entretenimiento que las plataformas digitales, coincide con Michelena. “Es una situación en la que si la infraestructura no da para más y los recursos económicos de una familia tipo clase media-baja no implican que puedan pasarse a un proveedor con un ancho de banda más grande, pues, obviamente le toca optimizar”, dice.
Para que esto no se convierta en un ‘privilegio’ de quienes pueden pagar planes más altos; Inga reitera la necesidad de estandarizar la calidad. “De entrada no puedo pedirle a la ciudadanía que no vea videos por Netflix o Amazon porque eso es un recurso que el cliente debería tener”.
Desconocimiento
Inga recomienda que cada familia conozca cuál es su ancho de banda para que optimice sus recursos. “La mayoría de los ecuatorianos desconoce cuánto es el ancho de banda. Es interesante si a la población se le pregunta cuánto es su ancho de banda, la mayoría responde 25 o 30 dólares. No hemos preguntado cuánto paga”.
Al no conocer esta cifra tampoco no se sabe en qué medida usar los recursos o cuántos dispositivos se pueden conectar al mismo tiempo.
El problema de conectividad y acceso impacta más en zonas rurales. Según el instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) solo el 16,6% de esta población tiene acceso a Internet fijo.
Durante la entrevista, antes mencionada, Michelena señaló que la conectividad no ha llegado aún a 274 parroquias, en las que viven cerca de tres millones de personas, “a las que tenemos que conectar con otras alternativas”. “Nos falta en Internet fijo, familiar, y estamos trabajando con los casi 400 operadores de Internet (en el área rural) para llegar a esas parroquias, donde talvez las empresas grandes no llegan porque no resulta comercialmente beneficioso. Lo que hemos hecho es que estas 400 operadoras sean socios estratégicos de CNT, para comprar el Internet y hacer la última milla para conectar al sector rural”. (I)
Fuente:www.lahora.com.ec