Dese el inicio de la pandemia -mediados de marzo- se restringieron los intercambios comerciales, se redujo la demanda de productos a escala mundial y se experimentó la caída sostenida de precios por más de 20 semanas. Sin embargo, el sector bananero, en medio de toda esa crisis, no solo se consolidó como el principal producto de exportación agrícola, sino que también quedó a un paso de colocarse como la principal fuente de divisas externas por encima del petróleo
José Antonio Hidalgo, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE), explicó que se han vendido 208 millones de cajas, por un total de $2.314 millones. Esto representa un crecimiento del 8,74% en volumen y del 19.3% en ingresos.
“El sector no ha despedido una sola persona ni ha dejado de vender ni sola caja durante la emergencia. Somos de los principales generadores de trabajo en el país, con alrededor de 250.000 empleos directos”, dijo Hidalgo.
Este buen desempeño se basa en dos grandes estrategias. En primer lugar, desde hace un año y medio se ha trabajado en el proceso de conformación de un clúster bananero. A la fecha, se ha logrado aglutinar casi al 100% de las exportaciones, más del 50% de la producción local y los diferentes actores de la cadena de valor, con el objetivo de establecer protocolos y acciones conjuntas, trabajar en una hoja de ruta de competitividad y tener una mayor injerencia en las políticas públicas.
Ese trabajo en equipo permitió que se coordinara de manera efectiva con las autoridades en temas de transporte, comercio y aduanas; lo que generó la creación de corredores logísticos para no afectar la distribución.
En segundo lugar, la industria ya venía preparada con medidas de bioseguridad desde hace varios años, porque enfrenta la amenaza inminente del Fusarium raza 4, un hongo capaz de exterminar toda la producción de la fruta. “Solo tuvimos que adaptar protocolos a la situación de la Covid-19”, acotó Roberto Rosero, productor del sector
El sector bananero ecuatoriano tiene grandes desafíos locales que no tienen nuestros vecinos, los que merman la competitividad. Hidalgo puntualizó que enfrentan una excesiva regulación, que incluye una ley específica para la actividad propia y control de precios.
Asimismo, el banano es el único producto de exportación que viene pagando, desde hace varios años, un impuesto mínimo del 3% sobre las ventas mensuales, en lugar de gravar sobre la renta.
“En estas semanas nos enteramos de que nos van a poner un impuesto adicional sobre los precios de transferencia de las empresas que tienen partes relacionadas en el exterior”, añadió el representante de AEBE.
Por otro lado, la falta de más acuerdos comerciales provoca que se paguen altos aranceles, de entre 10% y 30%, en varios de los principales mercados emergentes como China, Japón y Rusia. (I)
Fuente:www.lahora.com.ec