Luego de cuatro años desde que Santiago Ribadeneira, titular de la sociedad financiera Proinco fuera sentenciado a 13 años de prisión por el delito de estafa masiva, aún los perjudicados, cerca de 1.356 familias ecuatorianas, esperan la devolución de sus dineros. Según los perjudicados, son cerca de $ 100 millones de dólares, los valores por el perjuicio de quienes depositaron sus recursos en la financiera, la mayoría jubilados. Por parte de Ribadeneira, este se comprometió a la devolución de los dineros, mediante un fideicomiso dirigido por una junta con exclusiva participación de acreedores y excolaboradores impagos, a fin de que recuperen todos los recursos impagos. Entre 2014 y 2016, Proinco Sociedad Financiera, recibió los dineros de las indicadas familias, pero en el 2016 se vio forzada a la liquidación; durante ese tiempo, los perjudicados indicaron que recibieron pagarés que no pudieron cobrarse y en muchos casos los documentos no contaban con respaldos. La calificación financiera de Proinco, por parte de la Superintendencia de Bancos el 31 de diciembre de 2015 fue en la categoría E, lo que le impedía seguir operando y sin embargo continuaron las captaciones de dinero. El representante del Comité de Víctimas, Carlos Viñán manifiestó que incluso conocen que Ribadeneira estaría solicitando el indulto, situación que no están de acuerdo por cuanto aún no han recibido sus dineros. Gisella Corrales, una de las perjudicadas, sostuvo que tampoco están de acuerdo con una eventual devolución de sus dineros, mediante un fideicomiso, como propone Ribadeneira porque ya en una oportunidad anterior propuso lo mismo y no les cumplió a algunos compañeros, mediante daciones de pago con unos terrenos que están a nombre de otras personas. Corrales indicó que, como parte de los perjudicados piden que la Superintendencia de Bancos disponga en forma inmediata al Cosede el pago de $ 32 mil de depósito que, en algo se cubrirían las necesidades de los perjudicados, y después seguirán otras acciones «para recuperar nuestros dineros que depositamos en Proinco, pero que aparecen en empresas de papel». (I)
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